viernes, 26 de octubre de 2012

Te quiero a las diez de la mañana

Te quiero a las diez de la mañana
Te quiero a las diez de la mañana, y a las once,
y a las doce del día. Te quiero con toda mi alma y
con todo mi cuerpo, a veces, en las tardes de lluvia.
Pero a las dos de la tarde, o a las tres, cuando me
pongo a pensar en nosotros dos, y tú piensas en la
comida o en el trabajo diario, o en las diversiones
que no tienes, me pongo a odiarte sordamente, con
la mitad del odio que guardo para mí.
Luego vuelvo a quererte, cuando nos acostamos y
siento que estás hecha para mí, que de algún modo
me lo dicen tu rodilla y tu vientre, que mis manos
me convencen de ello, y que no hay otro lugar en
donde yo me venga, a donde yo vaya, mejor que tu
cuerpo. Tu vienes toda entera a mi encuentro, y
los dos desaparecemos un instante, nos metemos
en la boca de Dios, hasta que yo te digo que tengo
hambre o sueño.
Todos los días te quiero y te odio irremediablemente.
Y hay días también, hay horas, en que no
te conozco, en que me eres ajena como la mujer
de otro, Me preocupan los hombres, me preocupo
yo, me distraen mis penas. Es probable que no piense
en ti durante mucho tiempo. Ya ves ¿Quién
podría quererte menos que yo amor mío?
                                                                                   JAIME SABINES

martes, 2 de octubre de 2012

 
 
LOVE OF LESBIAN-El hambre invisible
 
En mi Corea Mental, hay un bloqueo bestial,
y desde mi ciudad, solo a veces recuerdo a mi Sur.
Así es mi identidad, muñecas rusas que no acaban jamás.
Un laberinto irreal, donde solo una voz me guió, eras tú.

Querías mostrarme al exterior.
Tú ilusionista, un gran error.
Dijiste "nadie escucha aquí, y aún menos nos ven,
si siguen ignorándonos van a saber,
que un día atacaremos en forma de alud.
¿Por qué nos cuesta tanto cambiar de actitud?"

Y generé más tensión, y me hice nudos de inaudita opresión,
cuando empecé a notar, un deseo inhumano hacia ti.
Busqué las ganas y también un plan,
romper mis diques de seguridad,
pero antes de decidirme a hablar,
elegía un vuelo raso para huir de tu radar.

Mi mecanismo de horror, volvió a engullir mi tensión.
Intuyo que si hablo va a ser de una vez,
y tanto que he aguantado así, no lo haré bien.
No pongo de mi parte ni aporto más luz
¿por qué me cuesta tanto cambiar de actitud?

Como un sueño fractal, quisiera explosionar,
millones de sonidos que pudieran ampliarte un "gracias".
Sería un gran paso más, para la humanidad,
mostrar mi cara oculta a los demás.
Ser actitud. Ser actitud. Más actitud.

Es como cuando sueñas que nadie te ve.
Y sigues dando pistas, por si alguna vez…
Y sé que no funcionará si estamos sin ser.
El hambre invisible en su escudo de piel.