sábado, 31 de mayo de 2014

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Lo último que yo me esperaba era enamorarme, ni se me pasaba por la cabeza. Cuando en una reunión veía que las mujeres de mi edad estaban pendientes de una llamada telefónica, pensaba: "Dios mío, están chifladas". Y entonces me enamoré.
Esther Tusquets

domingo, 11 de mayo de 2014


“No digáis que, agotado su tesoro, de asuntos falta, enmudeció la lira: podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía”

Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

"Hija de las largas convivencias desapasionadas"

Sentada en su rincón favorito, Pablo Neruda en mano, cenicero humeante en el alféizar y Love of Lesbian resonando en la pequeña habitación, pasan los mejores momentos de su día a día, y los únicos buenos.
Observa por encima de su descolorido libro, el constante trajín y ajetreo de los viandantes, que de un lado a otro y sin mirar a su alrededor, parecen tan sólo preocuparse por la incesante marcha de los minutos en sus relojes. Se pregunta, desde hace cuanto el cantar de los pájaros, el sonido del agua de la lluvia resonando altanera en la copa de los árboles, el resurgir de una flor que tímida asoma en un yermo jardín rodeado de edificios, dejaron de ser motivo de inspiración del hombre o tan sólo, de observación.
También se preguntaba desde hace cuanto se había tornado tan oscura su presencia en esa luminosa habitación, que se le antojaba extraña tras 17 años. Cuándo había encontrado consuelo en ese único rincón.
Apenas mostraba ya su rostro un ápice de emoción y su maltrecho corazón, se mostraba reacio a cualquier posible esperanza. Era verdadero hastío aquello que la inundaba y no encontraba salida ante aquel desolado territorio en el que se había convertido su vida.
Fueron muchos los días que se planteó recuperar las fuerzas y ganas perdidas, y muchos los días que pretendió con una sonrisa fingida, demostrar al mundo que nadie podría con ella. Mas acabó tristemente vencida por las constantes decepciones y desilusiones que caracterizaban su día a día.

Había escuchado miles de mentiras, enjugado miles de lágrimas, y jurado una y mil veces que dejaría atrás aquellas relaciones que fueran una carga para ella y no volvería a perdonar a aquellos que tantas heridas dejaron en su alma. Se prometió, no volver a ocultar sus verdaderos sentimientos a las personas que más quería, y no decepcionar constantemente a sus padres. Y es que las peleas continuaban y los gritos y las acusaciones espontáneas, retumbaban entre esas cuatro paredes, reabriendo y echando sal en las heridas del pasado.

Muchas veces deseó no sentirse tan vacía y poder devolverle a su vida ese color que la caracterizaba. Mas los constantes y frustrados intentos, tan sólo sirvieron para ocultar su corazón tras una dura e impenetrable coraza. No encontraba verdadera motivación en nada de lo que hacía desde hace ya un tiempo, y cada día se le antojaba idéntico al anterior. Enfrascada en esa asfixiante rutina, y sentada en su rincón aún apoyada sobre el alféizar de su ventana, contempla el cielo, y piensa que cada vez debe quedar menos, para poder salir de allí y ser feliz.







sábado, 10 de mayo de 2014

En un beso, sabrás todo lo que he callado

¿Por qué? ¿Acaso ha de ser tan difícil? ¿Qué ocurre? Las alarmas están sonando en mi interior. Busco desesperadamente una salida que me lleve a un mundo mejor, pero no sé hacia dónde dirigirme. El mundo se está destruyendo y busco refugio. Respirar se me hace cada vez más difícil, nado hacia la orilla buscando escapar, pero mi cuerpo no resiste más. 

Necesito ver esa luz que me prometiste, escuchar ese "todo irá bien princesa". Contemplar esa sonrisa que logra calmar a mi encabritado y confundido corazón. ¿Dónde se fue? ¿Hacia dónde marchó? Intento correr en su búsqueda pero mis piernas no responden. No puede acabar ahora. No puedo observar como todo se derrumba, impasible. No puedo dejar que una gran parte de mí se vaya.

 ¿Dónde están esos abrazos que me protegían del mundo? Esos "yo mataré monstruos por ti", esos "te necesito", esos, "no quiero verte llorar nunca, porque si tu caes yo caigo", se han ido con el viento y no planean volver.   

Las lágrimas insolentes brotan incansables por mis mejillas, una estampa, tristemente, de lo más común. Quizás seré la culpable, por no ser capaz de decirte todo aquello que siento, por tener bajo llave todos los "te quiero" que debía haber pronunciado a tiempo, por hacérseme imposible sacar a relucir mis sentimientos.Por hacerte llorar. Por no ser la persona más fácil de comprender. Por todos mis enfados improcedentes, por cada grito y reproche. Por cada vez que mi estúpido cerebro no supo darse cuenta de lo importante que eran tus sentimientos y haberlos tenido en cuenta. Por no ser, quizás,  la persona que mereces.

Hace poco, me di cuenta de que lo que más temía en el mundo, se había cumplido, estaba enamorada. Ese amor perfecto, eterno protagonista de todas las películas y novelas que todos conocemos y buscamos, no existe. La perfección no existe ni existirá nunca, mas bien, en la imperfección reside lo verdaderamente bello. Y es simple, atemorizada, ruborizada, contenta, exaltada, triste, enfurecida, desganada, divertida, llorosa, confundida, sonriente, nerviosa, alterada, altanera, poderosa, cohibida, intranquila, desorientada, melancólica, nostálgica, enloquecida, prendada, atacada, feliz, se me hace imposible encontrar alguien como tú. Alguien que con una sola palabra logre provocarme todas esas sensaciones en un segundo. Por darme fuerzas y ser quien todos estos años estuvo a mi lado. Por ser quien logró que viera el lado positivo de la vida. Por compartir tantas tardes conmigo hablando de nuestras rarezas, que, recuerda, nos hacen únicos. Por ser la persona que logró despertar en mi interior a esa "Mónica" que se encontraba oculta, dotándola de algo de motivación y consiguiendo una sonrisa en el peor de los momentos. Gracias por ser tal y como eres. Por todo ello y mil cosas más, puedo decir bien alto las dos palabras que, juntas, más pavor me provocan: "te quiero".

"I want all of my lasts to be with you"














-Sheeta, escucha, te voy a enseñar un hechizo para problemas.

- ¿Un hechizo?

- Sí. Son palabras secretas muy, muy, muy viejas. Significan: ayúdame a reavivar la luz.


jueves, 27 de marzo de 2014

Le hice un pacto al colchón, con su espuma me forré el corazón.

¿Y ahora qué? ¿Qué he de hacer o qué me cabe esperar? Si he dejado entrar a lo que más temía. Si mil veces me negué, mil veces ha resistido, y sólo ahora ha logrado calar en mi interior. Es ese momento en el que escuchas su voz y no puedes evitar sonreír, pues cientos de mariposas se alborotan en tu estómago, y crees que tu corazón no puede latir más deprisa. Tus ojos se iluminan cuando oyes su nombre, y una cara de idiota aparece furtiva cuando hablas con él.
Me he resistido. Me he resistido a tener a alguien habitando en mi mente. He luchado por guardar todos mis sentimientos en un desesperado intento de no sentir dolor alguno, de sentirme protegida ante el Amor. Pero me ha sido imposible. Él curtido en mil batallas y yo una idiota principiante.
“Cada vez queda menos para verle”. Y ese momento de volverle a ver alimenta mi incertidumbre. ¿Qué haremos o qué diremos?. Le echo tanto de menos, tanto, que hasta en lo más fondo de mi corazón siento inquietud. Le quiero.

sábado, 22 de febrero de 2014

Un día dura tres otoños.

Dije que llorar era de cobardes, que el destino era lo importante, que si quieres algo mueve montañas y atraviesa océanos por conseguirlo. Aún me sorprende lo sencillo que es decirlo y qué difícil es llevarlo a cabo. Miro en el espejo y sólo consigo vislumbrar un resquicio de sol, que tímido, se cuela por las rendijas de la persiana e ilumina un pequeño rostro. Una figura aparece en él, es una chica de mirada huidiza y apagada, ojos que siempre alegres y brillantes, aunque pequeños y ocultos tras unas lentes, permanecían atentos y optimistas ante la vida. No sabía cuánto hacía que se habían apagado. De pelo siempre enmarañado y rostro inexpresivo, se han marchado los hoyuelos, que furtivos aparecían cuando me propinaba sonrisas pintadas de color rojo intenso. Ahora sólo queda una gélida y violácea boca, y unas pequeñas hendiduras en los labios, que de morder por llanto, han quedado marcadas como las heridas de su interior. 

Su cuerpo, brillante antaño y de gran vivacidad, ha perdido su color. Mortecino y tenue, parece tan frágil, como si al acercarte a él y acariciarlo se pudiese romper en mil pedazos. Ya no queda rastro de ese espíritu altanero y vivaracho. Esa risa contagiosa que la caracterizaba parece haberse marchado. Tal vez su voz despierte, tal vez encuentre la manera de regresar. 

Llorar se volvió una rutina entre esas cuatro paredes, y la almohada mojada de rímel y lágrimas, fue testigo de este hecho. Pero ya no le quedan más lágrimas por derramar. Al igual que su exterior, parece haberse secado por dentro. 

Suspira constantemente, cómo él divertido le decía. Pero su dolor ha teñido estos susurros en lamentos de su alma. Respira, para estar viva, respira, para seguir adelante. Respira, aunque en ocasiones sienta que su corazón, ha dejado de latir.